domingo, 30 de mayo de 2010

Miguel d´Ors

EN LA CARPINTERÍA
(porque no me lo imagino en un taller mecánico)


            He leído, si no recuerdo mal, dos poemarios de Miguel d´Ors (i), La música extremada, Sevilla, Renacimiento, 1991 y Hacia otra luz más pura, Sevilla, Renacimiento, 2003. Los dos me gustaron, más el segundo. Si me permiten un segundo, voy a buscar un poema en el que lo cotidiano se hace parábola de la vida entera:

TEMPUS FUGIT

Lo dijeron Horacio y el Barroco:
cada hora nos va acercando un poco
más al negro cuchillo de la Parca.
¿Qué es esta vida sino un breve sueño?

Hoy lo repite, a su manera, el Marca:
en junio se retira Butrageño.

            Porque, claro, la muerte forma parte de la vida. Como alguien le ha hecho notar ya al cuidadoso autor, ese cuchillo está poéticamente un poco oxidado, aunque sirve bien para cortar la trama de la vida; de esta manera nos recordaría también el cántico de Ezequías, aunque no esté entre las referencias del poema:

Levantan y enrollan mi vida como una tienda de pastores.
Como un pastor devanaba yo mi vida y me cortan la trama.

            Hace unos años encontré en la librería Palas (ii) un libro de Miguel d´Ors, Virutas de taller, Valencina de la Concepción, Los Papeles del Sitio , 2007, que ya va por la segunda edición. Hace unos días me encontré en la misma librería Más virutas de Taller, Valencina de la Concepción, Los Papeles del Sitio, 2010. Mientras que el primer volumen recoge las virutas del período 1995-2004, el segundo lo hace de los años 2004-2009. Dado que éste es más voluminoso (330 páginas frente a 219), debo suponer que Miguel d´Ors ha trabajado bastante más los últimos cinco años o que ha tenido más tiempo en menos años.

            El autor, nacido en la incomparable Santiago de Compostela (iii) en 1948 es en la actualidad, si no se ha acogido a una de esas jubilaciones anticipadas tan anheladas en estos tiempos, profesor en la Universidad de Granada. Antes lo fue en la de Navarra, motivo por el cual ha sido orillado con frecuencia por los cabezones que confunden origen con talento; pero ya se sabe que en este dichoso país se vive en una época anterior a la de Jeremías, porque aquí, sí, los padres comieron agraces, los hijos tuvieron dentera (iv). De Miguel d´Ors diré que es un poeta excelente, que cuida mucho las formas (v) y, además, las conoce bien. A ratos me recuerda a José Julio Cabanillas o quizás es éste el que me recuerda al escritor compostelano. Supongo que no me equivoco si los hago amigos. Más virutas de taller es la continuación de lo que Enrique García-Máiquez explicó en el prólogo de Virutas de taller. Recopila el libro anotaciones de diversa índole: desde anécdotas hilarantes (el celibato de Córdoba), hasta crítica poética pasando por reflexiones personales, teológicas, sociales... Esta diversidad de contenidos lo hace un libro entretenido, pero nada superficial. Incluso en ocasiones puede parecer un poco espeso dado el tono general de la obra, como si se le hubieran colado entre las virutas algunos apuntes. Lógicamente, es imposible estar de acuerdo con todas las consideraciones del autor (vi) y personalmente tendría que hacer muchas observaciones en lo que a comentarios a los textos bíblicos se refiere, porque revelan una exégesis un tanto literalista y hemos aprendido en el siglo XX respecto a la exégesis bíblica que se debe superar el literalismo estrecho de miras; también de los haikús habría que hablar…Sin embargo, como repito a menudo, esto es bueno, porque nos garantiza que, al menos, se nos ofrece pensamiento y no propaganda: ante ésta sólo cabe apagar el televisor, la radio o cerrar el periódico (a veces, incluso, un libro).

            Más virutas de taller está muy bien escrito, en un castellano magnífico (vii). Imagino que Miguel d´Ors, tan cuidadoso, repasa las virutas de forma que, aunque sean tales, no ha descuidado su confección en nada. La edición está hecha con esmero y es obligado felicitar a Los Papeles del Sitio por el mimo que ha puesto.

(i) Escribo la “d” en minúscula porque así lo quería don Eugenio, el abuelo, y así parece quererlo también Miguel d´Ors. A partir de esta entrada he decidido eliminar los asteriscos en las referencias. Bueno, lo ha decidido mi hermano José Antonio, que ayer, aprovechando que me había invitado a comer en su casa (delicioso salmorejo), me dio la matraca con la incomodidad de los asteriscos. La comida estuvo, como le dije, muy bien: sobre todo de precio, pero mejor fue la compañía.
(ii) Cuya selección de novedades es magnífica. Palas es de las pocas librerías que van quedando en la Muy Leal Ciudad, aunque la lealtad no sepamos ya a qué se ofrece. Los dispensadores automáticos de libros van ganando el terrero y, para desgracia de los que amamos los libros, pronto se impondrá la mercadotecnia de esos artilugios a los que llaman libros digitales, pero que de libros tienen muy poco. Los malos traductores creyeron que era posible separar el fondo de la forma; los malos pensadores creen hoy que se puede separar el contenido del formato.
(iii) Pasé una parte de mi infancia en Santiago. Recuerdos, muchos: la lluvia, los grillos, el parque de la Herradura y las botas de agua rotas, la primera comunión de mis hermanos, la cocina alimentada por piñas... Vuelvo a Santiago siempre que puedo y me llenaría de ilusión poder vivir allí.
(iv) Hasta don Rafael Sánchez Ferlosio ha sufrido la persecución por su origen. Pero en todos estos casos la persecución nos habla sólo de la estupidez de los perseguidores. El totalitarismo, aunque se vista de progreso, totalitarismo se queda.
(v) A veces en lo que se anuncia como poesía se produce la catástrofe, pues de matute se intenta colar como poesía lo que quizás sea prosa correcta; pero ya sabemos que aquí también manda con frecuencia la mercadotecnia. Un ejemplo: los ¿¿poemas?? que un suplemento cultural ha publicado este último sábado. No sólo es que esté ausente el ritmo, sino que son pretenciosos y falsos porque juegan a un simbolismo que ni rozan. No dan ninguna experiencia, pero tampoco son capaces de recibirla. No se puede imitar a Celan impunemente, pues incluso para imitar hay que valer. Lo siento: me parecen rematadamente malos.
(vi) Supongo que ni el mismo Miguel d´Ors estará de acuerdo consigo mismo, pues la identidad es algo que se va haciendo. Esto, de paso, nos anima a pensar el Paraíso de otra manera.
(vii) Confesaré con gusto, y sin necesidad de ser sometido a tortura, que algunos autores gallegos realmente me maravillas por su forma de escribir. Citaré sólo dos nombres (evitando, de paso, citar un tercer nombre, más premiado): Torrente y Cunqueiro.

Shalom

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entran ganas de leerlo.