sábado, 18 de octubre de 2008

POESÍA: Andrés Sánchez Robayna


UN LIBRO MÁS

Lentamente...



Después de tantos días sin escribir -debido a las penosas circunstancias que a veces nos impone la vida-, quiero hablar de un poemario, y he evitado conscientemente usar la palabra “retomar”, porque no he abandonado esta gacetilla, aunque no esté llegando a tiempo. Espero que los pocos lectores tengan a bien no sólo entenderme, sino también comprenderme -contexto en el que se puede percibir con alguna claridad la distinción entre “entender” y “comprender”, y que en el segundo caso apunta a la profundidad.


El libro al que me quiero referir es la obra en colaboración de Andrés Sánchez Robayna y Antoni Tàpies, Sobre una confidencia del mar griego. Precedido de Correspondencias, Madrid, Huelga y Fierro Editores, 2005. Como suelo adjuntarla, diré que desconozco si Huelga y Fierro Editores tiene página en interné. La edición se ha planteado, según me parece, como un intento de diálogo entre las ilustraciones de Tàpies y los poemas del Sánchez Robayna, pero no estoy muy seguro de que el diálogo haya llegado a un entendimiento -aunque sí de que se ha producido. Se trata, en el caso de Sobre una confidencia del mar griego, de poemas altamente visuales en los que el escritor canario es capaz de llevarnos, aun en los días de ceniza, a la orilla del Gran Mar para contemplar una interminable paleta de azules y blancos, la luz, oliendo la mar y el salitre seco en las rocas, los cabos de los veleros blancos, las cóncavas naves... Oír


Golpeaban
los flancos de la luz


y sentirse herido por la claridad es todo uno. Ciertamente, en esta veta numinosa late el deseo que aparece en otros poemarios de Sánchez Robayna de fundirse con lo real, de alcanzar la unidad primigenia -y ya que estamos con los griegos, el hen kaì pân, aunque nos suene un tanto teutónico. Los “ecos del Uno” nos llegan a través de la contemplación de un paisaje con el cual el poeta se funde, aunque sin perder la conciencia, pues el sufrimiento (y no sólo el dolor) siguen estando ahí y no como residuo de algo que se negase tozudamente a desaparecer. Quiero añadir la extrema paradoja que implica el libro: que un atlante ingrese en el Mediterráneo ¿es acaso posible? Sólo si todos los mares son únicamente una mar. Y me parece que Sánchez Robayna muestra sobradamente en este poemario la unidad de experiencia de aquellas personas que han crecido mirando a la mar azul. O soñando con ella.

De Correspondencias sólo osaré citar un hermosísimo verso, porque es sobrada muestra de la sensibilidad del autor:

Pasan trenes de marzo atestados de lágrimas

Quiero por último, pero es hoy lo más importante, darle las gracias a EGO por las palabras de ánimo que ha tenido conmigo. Sépase que por causa suya el libro hoy presentado es un poemario.