Empieza la Semana Santa y sería bueno que nos parásemos a meditar un poco sobre algunas cosas realmente muy importantes, pero que suelen permanecer ocultas. Como hoy no quiero ser cargante (bastante lo estoy siendo con mis reflexiones sobre Vattimo), me limitaré a señalar que los textos evangélicos de la pasión son una fuente inagotable contra el antisemitismo que, sin embargo, en ocasiones quiso decirse de inspiración cristiana. Eso suena a blasfemia y es una blasfemia: Jesús era judío, sus discípulos lo eran también; su padre, también; La Virgen María fue, por supuesto, una judía piadosa... Hasta el siglo III la mayoría de los cristianos eran judíos, que sólo necesitaban dar un paso de su sinagoga a la nueva sinagoga, la iglesia, que solía estar en el barrio judío como no podía ser menos. Véase el librito de Rodney Stark, La expansión del cristianismo, Madrid, Trotta, 2009.
Un antisemistismo cristiano no es sino un anticristianismo cristiano. A Jesús, a sus padres y sus discípulos los hubiesen liquidado también en Auschwitz... Esto debe decirse a voz en cuello: la fe cristiana no debe dejar ningún resquicio para esa corrupción del espíritu. Recordemos siempre que los cristianos son también hijos de Abraham... El antisemitismo ha sido siempre y será siempre una forma de anticristianismo aunque esté patrocinado por gentes camufladas de cristianos.
Inteligenti pauca.
5 comentarios:
Me gusta mucho la obra de Chagall y es muy interesante lo que dice.Hay otra obra, La crucifixión blanca donde el artista plasma todas estas ideas. Un saludo
Sólo una mente infinitamente limitada puede acometer la vana osadía de fundamentar el odio a partir de la palabra de Cristo.
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Dios es lo Perfecto.
Así, la palabra de Dios es una proyección de lo perfecto.
Y como ninguna proyección de lo perfecto puede albergar en sí imperfección alguna,
cualquier proyección de lo perfecto es igualmente lo Perfecto en sí.
De modo que la Palabra de Dios, al igual que Dios mismo, es la perfección en sí.
No sería La Palabra lo Perfecto, si no fuera en sí misma el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Porque La Palabra es lo Verdadero, Absoluto y Eterno.
Porque La Palabra es Iluminación y Clarividencia
Porque La Palabra es el Camino.
Cristo es la Palabra de Dios hecha carne,
el camino tendido por el Padre hacia los hombres,
el Espíritu como Cuerpo,
la Verdad, en forma de Amor.
...
Y como no podía faltar en Semana Santa: la música.
La música es la Palabra del hombre que se eleva sobre su corporeidad,
que trasciende lo terrestre,
que hace de lo finito (la vibración, la materia, la longitud de onda), infinito.
La música no precisa de cerrojos ni de llaves,
pero ¡cuán grande es lo que encierra en sí misma!
La música es el amor en forma de susurro,
que une a las personas,
que nos hace mejores de lo que somos…
Un Abrazo.
A lo dicho desearía añadir un nombre entrañable: el maravilloso Joseph Roth.
Y si alguien viene por aquí, que vaya al "abrazo" de Efraim en el comentario anterior.
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