SHABBAT SHALOM
El autor al que quiero referirme hoy es una de mis devociones (y esto pese al laísmo que a veces afea su estilo); me refiero al encantador don José Jiménez Lozano, que parece sacado directamente de un escritorio monacal del medievo (véase la fotografía y permítsame ). Como se trata de una devoción tendría que recomendar su obra completa -desde las novelas hasta los excelentes poemarios; sin embargo, como no quiero pecar de generalista me referiré a la última obra suya que he tenido la fortuna de leer: José Jiménez Lozano, Agua de noria, Barcelona, Ed. RBA**, 2008. Me llamó profundamente la atención que cuando fui a adquirir la obra en La Casa del Libro** estuviese catalogado entre las novelas policíacas. Sin duda, lo es aunque me parece que sería un error reducirla a eso. Porque José Jiménez Lozano siempre nos da más de lo que esperamos y su estilo tiene mucho que ver con esto. Si se me permite, diré que nuestro Premio Cervantes tiene el mismo estilo que los venerables viejos de los pueblos españoles ya sean castellanos, gallegos, andaluces... Narra una historia y en esa historia se van hilvanando las intrahistorias de los individuos, sus conciencias, las angustias ocultas en el sufrimiento, de forma que en ocasiones el núcleo argumental se convierte en secundario, porque nos gustaría escuchar la voz de Queta en su sillón, al amor de una lumbre, narrando al completo la historia de la familia.
Agua de noria tiene el mérito de llevarnos hacia el final, pero sin intrigas vanas (pese a que, finalmente, nada es lo que parece). Los personajes centrales están no sólo bien conseguidos -son redondos como solía decirse en el teatro- sino que resultan amigables. Uno de los méritos no menores de esta obra (y de toda la producción de José Jiménez Lozano) es tomarse con seriedad la dimensión religiosa, que en ningún caso aparece reducida a una caricatura o se despacha con las superficialidades al uso; porque nuestro autor, siendo absolutamente legible, no es en nada superficial. Sabe, como Benjamin, que la sola superficialidad no trae ninguna liberación. No en vano una de las fuentes espirituales de Jiménez Lozano es el amigo Blaise Pascal, que no estaba -contra lo que dijo el de Röcken- corrompido, sino que fue de las personas más lúcidas de su siglo. Don Miguel Delibes nos ha dicho que José Jiménez Lozano es “un autor impresionante” y no sólo lo dice por las vieja amistad y la tierra que les une, sino porque sabe que el autor de Agua de noria es uno de los mejores narradores que tenemos en España: no sólo tiene algo que contar, sino que además sabe contarlo. El argumento del libro que comento arranca del escándalo permanente del sufrimiento de los débiles y marginados para llevarnos al mundo turbio de los negocios científicos -la investigación sobre pobres y desheredados, el tráfico de órganos, en fin, todo ese horror que está ahí y ante el que cerramos los ojos con miedo. El autor reflexiona y, como dijera el filósofo Reyes Mate, tiene la voluntad de decir verdades, algo de lo que prescinde buena parte de la narrativa actual buscando puramente el entretenimiento, la diversión.
Agua de noria tiene el mérito de llevarnos hacia el final, pero sin intrigas vanas (pese a que, finalmente, nada es lo que parece). Los personajes centrales están no sólo bien conseguidos -son redondos como solía decirse en el teatro- sino que resultan amigables. Uno de los méritos no menores de esta obra (y de toda la producción de José Jiménez Lozano) es tomarse con seriedad la dimensión religiosa, que en ningún caso aparece reducida a una caricatura o se despacha con las superficialidades al uso; porque nuestro autor, siendo absolutamente legible, no es en nada superficial. Sabe, como Benjamin, que la sola superficialidad no trae ninguna liberación. No en vano una de las fuentes espirituales de Jiménez Lozano es el amigo Blaise Pascal, que no estaba -contra lo que dijo el de Röcken- corrompido, sino que fue de las personas más lúcidas de su siglo. Don Miguel Delibes nos ha dicho que José Jiménez Lozano es “un autor impresionante” y no sólo lo dice por las vieja amistad y la tierra que les une, sino porque sabe que el autor de Agua de noria es uno de los mejores narradores que tenemos en España: no sólo tiene algo que contar, sino que además sabe contarlo. El argumento del libro que comento arranca del escándalo permanente del sufrimiento de los débiles y marginados para llevarnos al mundo turbio de los negocios científicos -la investigación sobre pobres y desheredados, el tráfico de órganos, en fin, todo ese horror que está ahí y ante el que cerramos los ojos con miedo. El autor reflexiona y, como dijera el filósofo Reyes Mate, tiene la voluntad de decir verdades, algo de lo que prescinde buena parte de la narrativa actual buscando puramente el entretenimiento, la diversión.
**Como se sabe, RBA (página http://www.rba.es/ ) es el grupo de negocio que se ha creado, según me parece, con la venta de libros en quioscos. Además, ha comprado la Editorial Gredos y está sacando su fondo editorial (clásicos grecolatinos fundamentalmente) a precios bajos en los quioscos. Eso es una buena noticia. RBA -como el grupo Santillana, el grupo Planeta, el grupo Anaya- representa la tendencia de la industria de la cultura, pues bajo un mismo dueño (no se olvide que los periódicos tienen dueño) se aglutinan gran cantidad de negocios diversos cuyo punto de unión es lo que hoy se acostumbra a llamar mundo de la cultura. Esta creciente centralización es, sin duda, un empobrecimiento, pues los criterios empresariales acaban primando sobre los culturales. Por eso hay que agradecer la labor de las pequeñas editoriales independientes, pues son las que verdaderamente corren riesgos al publicar.
**Sólo una observación. El establecimiento que de esa empresa hay en la Muy Leal Ciudad tiene decoradas las escaleras con citas de la literatura universal: se tiene la impresión de que se ha pretendido escoger a los clásicos; sin embargo, no aparece ninguna cita de la Biblia acaso por el complejo de los modernos respecto a lo religioso -citarlo sería reconocerlo y esto supondría aceptarlo. Damnatio memoriae? Como los antiguos resentidos, los modernos son especialistas en eso; mas la Biblia seguirá siendo un clásico le pese a quien le pese. Haga el decorador de la tienda de libros que se pretende librería un ejercicio de traducción para que no sea como el final del verso (esto en ningún caso se dirige contra los que allí trabajan, personas no sólo amables, sino también entendidas y que son capaces de atender al público con alegría, esmero y sin servilismo, algo que cada vez va siendo más extraño en cualquier negocio). Vaya, pues, por el decorador (¡sólo faltaría que además fuese psicólogo o periodista!, pero por piedad le daré una pista: antes que el famoso quejica por sus lamentos, el mismo día de la fiesta de san David):
ונתן הספר על אשׁר לא־ידע ספר לאמר קרא נא־זה ואמר לא ידעתי ספר׃
καὶ δοθήσεται τὸ βιβλίον τοῦτο εἰς χεῖρας ἀνθρώπου μὴ ἐπισταμένου γράμματα, καὶ ἐρεῖ αὐτῷ Ἀνάγνωθι τοῦτο· καὶ ἐρεῖ Οὐκ ἐπίσταμαι γράμματα.
1 comentario:
isYo también siento devoción por el autor del Mudejarillo y tengo pendiente la lectura de su última novela. Muchas gracias por tu comentario, iré a buscarlo en la sección novelas policíacas.
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