viernes, 29 de agosto de 2008

RESPUESTA

RESPUESTA AL ÚLTIMO COMENTARIO

La persona que escribe el comentario (y que parece que responde a las iniciales EGO, aunque no sé si es un juego con el “ego” latino) me formula una pregunta a la que yo debería responder, en primer lugar, indicando que no soy ningún consejero. Después de decir esto -y para no resultar antipático, pero también porque la pregunta me parece muy interesante y porque tengo la sana costumbre de contradecirme- haré algunas observaciones. Me parece que sería bueno preguntarse, lo primero, por el concepto de amistad, pues la respuesta depende en buena medida de lo que entendamos por amistad. El DRAE nos dice: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Este concepto se remonta, como mínimo a Aristóteles, pues da a entender que los amigos son aquellas personas que siempre buscan nuestro bien porque nos aman. Sin embargo, surge una otra pregunta: ¿hacer ver las sombras es hacer bien o mal? Nuestra tradición cultural asocia lo oscuro con el mal; según esto la única respuesta que me parece sensata es que depende con la finalidad que nos hagan ver las sombres: si se tratara de hacernos daño, no cabría calificar a la persona de amigo; pero si nos hiciesen ver la sombra para advertirnos del peligro, ¿no estarían buscando nuestro bien?

Desde hace muchos años -he doblado el cabo de Buena Esperanza de mi existencia- defino a los amigos como aquellas personas delante de las cuales te puedes quitar todas las máscaras: puedes mostrarte tal cual eres porque no hay ningún miedo. Habitualmente, y quizás esto sea una proyección de mis propios temores, las gentes nos ponemos mil máscaras (no sólo los papeles sociales que nos toca desempeñar) para aparentar lo que no somos. A veces es por puro miedo al rechazo -muchas veces mirando el espejo sólo alcanzas a ver un monstruo-, otras porque se espera que seamos guapos, felices, sanos... ¡y tenemos tanto miedo al fracaso! Así, un amigo puede perfectamente hacerte ver las sombras si tiene el coraje -escaso en los tiempos que corren- de mirar al mal cara a cara y llamarlo por su nombre.

Antes de acabar, ¿acaso se pueden ver las sombras sin que haya luz? Confucio enseñaba que basta una vela para disipar la oscuridad; pero esa misma vela, que es luz, creará sus sombras y reconocemos los perfiles de la realidad por las sombras que la enmarcan. Sin embargo, prefiero hablar de todas estas cosas tomándome un huisqui. Seguro que puedes hacerlo, si tienes la edad, claro, con los amigos.

Por último, agradecerte nuevamente que hayas escrito algo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EGO (las iniciales se separarían por puntos)
No te pedía consejo: simplemente quería saber qué pensabas (porque me pareces una persona interesante).
A veces es difíil hablar con los amigos de estas cosas.Más aún cuando no suelo acompañar las conversaciones de wisky.
Gracias. Sigo leyéndote.Sigue escribiendo.