ALGO MEJOR QUE MIS PALABRAS
Hay días que no sabemos bien quiénes somos;
quizás nos duele la cabeza, tal vez los nublos de una primavera que no llega
han cubierto con su grisura el aire ocultando el azul. Es hasta posible que ese
no saber constituya en realidad lo que somos. Así, el consejo del dios Apolo
formularía una condena semejante a la de Sísifo: γνῶθι σεαυτόν. Flota en
el aire un cierto desencanto, un cansancio extranjero, aunque sea la más
luminosa de las fiestas, Pascua, esa insobornable celebración de la libertad y
de la vida plenas. Quizás no seremos libres hasta que no volemos, pues ¿no dijo
el pájaro de la India “la libertad no se da; la libertad se toma”?
Estos días
de espejo mal bruñido me asaltan los recuerdos como ventana ciega de malas
noticias; sensanción de que todo regresa como en un ciclo, pero nada vuelve y
las celebraciones no repiten los acontecimientos: han de lanzarnos hacia el
futuro, precisamente allí adonde, a partir de un momento en la vida, no
querríamos ir. Resistencias, mas sólo el tiempo que no regresa asegura nuestra
libertad y abre futuro auténtico. Aunque algunos no quieran, en esto todos somos
judíos. Es la maravillosa historia de Jonás a quien esa extraña ballena
mediterránea da otra oportunidad.
Cabaret
Voltarire (¡viva Dadá!) ha editado otra novela de Patrick Modiano, Un circo
pasa, Barcelona 2013 (traducción de Adoración
Elvira Rodríguez). Se trata de una antigua novela, cuyo original francés es
de 1992. Es Modiano en estado puro: un joven desubicado, cuyo pasado permanece
en la sombra, nos desorienta buscando una identidad que no alcanza. Promesas de
futuro que no llegan, que se frustran en los primeros pasos; pero la vida ha
seguido y todo queda como recuerdo. Arduo trabajo el de la memoria sobre la que
construimos lo poco que somos. Las olas de la vida borran las huellas que
dejamos en la playa y al volvernos apenas somos capaces de imaginar de dónde venimos.
Eso es Modiano, y me conmueve, pues el tiempo sólo se realiza como recuerdo y
nuestra identidad es siempre borrosa, un no saber muy bien quiénes somos porque
no recordamos quiénes fuimos. Un registro diferente de la memoria ha hecho Pablo d’Ors en El olvido de sí, Valencia, Pre-Textos, 2013. Estamos ante la
supuesta autobiografía de Charles de
Foucauld. El autor madrileño ha elegido escribir en primera persona para
acercarnos de una manera más viva a la peripecia del religioso francés, cuyo
éxito fue, precisamente, su capacidad para fracasar con dignidad. El libro se
lee con interés, aunque prefiero al Pablo d’Ors poeta.
Y en estos
días de cansancio uno piensa: la poesía será mi refugio, habitaré en su casa y
me saciaré de luz en su presencia…, pero hasta el modo de leer poemarios
arrastra pena. Mencionaré los que más me han gustado en las últimas semanas: John Burside, Dones, Barcelona, Lumen 2013 (versión de Juan Antonio Montiel); poesía intimista que ofrece paz, aunque uno
salga herido de la lectura porque, en su circunstancia, no encuentra la paz. Se
trata de un poemario lleno de sencillez, alegre y meditativo, que invita a
abrirse a la existencia para saciarse con lo cotidiano; ahora que lo pienso, me
recuerda lejanamente la espiritualidad de Charles de Focauld en ese apego a lo
concreto, a la luz que descansa sobre los árboles o se proyecta en la mirada de
los animales cuya inocencia nos remite más allá de nosotros mismos. Muchos de
sus versos me han emocionado, pero también me han dolido:
SI DIEU N’EXISTAIT PAS, IL
FAUDRAIT L’INVENTER
No one invents an
absence :
cadmium yellow,
duckweed, the capercaillie
—se how the hand we
would name restrains itself
till all our stories
end in monochrome;
the path through the
meadow
reaching no logical
end;
nothing but colour:
bedstraw and ladies’ mantle;
nothing sequential;
nothing as chapter ans verse.
No one invents the
quiet runs in the grass,
the summer wind, the
sky, the meadwlark;
and always the gift of
the world, the undecided:
first light and damsom
blue ad infinitum.
[Nadie inventa una ausencia:
el amarillo cadmio, la lenteja de agua, los urogallos;
mirad cómo la mano aún sin nombre se refrena
hasta que todas nuestras historias terminan en monocromo;
el ilógico sendero
en mitad del prado:
nada, sino color: galios y pies de león;
nada secuncial; nada como capítulo y verso.
Nadie inventa el silencio que vaga entre la hierba,
el viento del verano, el sol, los turpiales;
y, cada vez, el don del mundo, lo irresuelto: la luz primera
y el horizonte violáceo ad infinitum]
Un
maravilloso poemario, al que he llegado tarde, me ha parecido el de Philippe Jaccottet, El ignortante. Poemas 1952-1956, Valencia,
Pre-textos, 2006 (traducción de Rafael-José
Díaz). Confieso una vez más mi ignorancia, pues antes de que este poemario
cayera en mis manos no conocía al poeta de las dos consonantes repetidas. Y,
según nos cuenta el traductor en la introducción, es sobradamente conocido.
Falta grave la mía, que no conseguiré resarcir con esta tardía lectura. Sin
embargo, a los poemas de Jaccottet no les parece haber importado demasiado mi
ignorancia, pues hicieron su trabajo de belleza, si bien antes de los días de
gris. Sí, los poetas escriben en voz baja, pero nosotros hemos de leerlos en
alto para que la claridad de sus palabras alumbre nuestras existencias. Tienen,
además, muchos de los poemas un tono intimista, de dormitorio apenas
vislumbrado en el que nos movemos en respetuoso silencio como fantasmas:
PRIÈRE ENTRE LA NUIT ET LE
JOUR
À l’heure vague où les
fantômes en grand nombre
se pressent contre les
fenêtres, aumeutés
par une hésitation entre le
jour et l’ombre
et menaçant de leurs
murmures la clarté,
un homme prie : à ses
côtes est ètendue
la très belle guerrière
disarmée et nue ;
non loin repose l’heritier
de leurs batailles,
il trient le Temps serré
dans sa main comme paille.
«Una prière dite dans la
crainte, difficile
à axaucer, surtout sans
secours du dehors ;
una prière dans
l’ebranlement des villes,
dans la fin de la guerre,
dans l’afflux des morts :
pour que l’aurore, avec sa
tendresse tenace,
pour que l’entrée da la
lumière au ras des monts,
comme elle éloinge la lune
légère, efface
ma prope fable, et de son
feu voile mon nom. »
PLEGARIA ENTRE LA NOCHE Y EL DÍA
En la hora incierta en que, abundantes, los fantasmas
se apiñan contra las ventanas, alterados
por una indecisión entre el día y la sombra,
y amenazan la claridad con sus murmullos,
un hombre reza: a su lado se extiende
la guerrera bellísima, desarmada y desnuda;
no muy lejos descansa el fruto de sus batallas,
con el Tiempo apretado en sus manos como paja.
“Una plegaria dicha en el temor, difícil
de atender, sobre todo si nada ayuda desde fuera;
una plegaria en la agitación de las ciudades,
al final de la guerra, cuando afluyen los muertos:
para que el alba, con su tenaz ternura,
para que la entrada de la luz al filo de los montes,
igual que aleja la luna ligera, borre
mi propia fábula, y oculte mi nombre con su fuego”.
Poesía
intimista (qué palabra tan maravillosa clarté), pero también observación de la
calle, sabiduría en la meditación de lo que se contempla ya sea la pequeñez de
una vida, un sembrado de trigo o una alondra en la convicción de que el poeta
tiene una misión:
L’ouvrage d’un regard
d’heure en heure affaibli
n’est pas plus de rêver que
de former des pleurs,
mais de veiller comme un
berger et d’appeler
tout ce qui risque de ser
perdre s’il s’endort
[La labor de una mirada que se apaga de hora en hora
ya no es ni soñar ni formar llantos,
sino vigilar como un pastor y convicar
todo lo que podría perderse si él se duerme]
Palabras
que me recuerdan las reflexiones de Heidegger
en ¿Para qué poetas? No en vano
Jaccottet ha traducido a Homero, Hölderlin, Rilke y Musil; pero también
ha trabajado con Góngora, Mandelstam y el gran Ungaretti. De todos ellos quedan
rastros en su poesía, pues
Mais ceux qui ont prié
même de sous la neige
l’oiseau du petit jour
vient leur voix relayer
[Pero a los que han orado
incluso cuando nieva
el ave de la aurora
les revela las voces]
Un poemario
muy recomendable para leer y releer despacio; mas también me hubiese gustado
hablar de otros tres poetas que me han emocinado: el sevillano Rafael Juárez, Medio siglo, Valencia, Pre-Textos, 2011; el valenciano ganador del
XXV Premio Fundación Loewe Juan Vicente
Piqueras, Atenas, Madrid 2013 y
la también valenciana Lola Mascarell,
que ha ganado el XII Premio de Poesía “Emilio Prados” con su obra Mientras la luz, Málaga-Valencia,
Pre-Textos, 2013. Un botón de muestra de la última obra:
PLÁTANOS DE SOMBRA
Como estabais callados tantos años,
escondidos detrás de tanto bosque,
pensaba que quizás ya no existíais.
Pero hoy, de vuelta a casa,
al pasar por la calle donde antes
solíais esperarme,
os he visto otra vez. Os he mirado
vibrando contra un cuelo
que tanto se parece
a los cielos perdidos de mi infancia.
Y he cruzado la calle y ya sentada
al amparo feliz de vuestra sombra,
he sentido una calma primitiva:
la paz de no ser más que el que se sienta
a ver pasar el mundo y sus misterios,
la paz de no ser más que el que sentado
va pasando, aire o luz, junto a las cosas.
Debería
cambiar el nombre a la gacetilla, pues ni siquiera yo me siento capaz de leer
lo escrito: Libros y plastas sería
más adecuado (pero, por favor, el segundo sustantivo en la quinta acepción). Todos
se merecen algo mejor que mis palabras.
Me repito, lo sé, pero hay largos
corredores en mi memoria en los que me pierdo para encontrar la infancia…
Quizás los poetas valencianos me gustan porque me recuerdan a mi madre y a sus
amigas; tal vez sea por Carlos Marzal
o por Vicente Gallego. tal vez,
estoy seguro, porque me emocionan. Ahora también estoy seguro: γνῶθι σεαυτόν es
la condena de Sísifo, porque amó esta vida más de lo que se atrevió a confesar
a los dioses. Y donde hay amor no hay muerte, por eso el silencio de Sísifo,
como nos enseñó Camus, hace callar a
los dioses. Sí, su roca es su cosa, mas
moviéndola nos anticipa una luz de libertad: la de una piedra que fue apartada en
mitad de la noche por la fuerza amorosa de la Vida.
Shalom.
4 comentarios:
No sé que comentar ante tanta poesía; sin embargo no puedo resistirme ante tanta palabra bella.
He aprendido que, en muchas ocasiones los versos - que realmente son la verdad del "artista verdadero"-, están escritos con renglones torcidos que nada tienen que ver con la Rué Saint Honoré, ni con las "nice things"...La poesía es vida, la de verdad. A lo mejor este enlace nos acerca a la verdadera poesía- la que tiene algo más que "lo que se dice"-. Espero que nos haga pensar.
http://www.youtube.com/watch?v=MdPQ6nhb1Rk
¿De donde proviene tanto saber y forma de expresión?
¿DE DÓNDE?
El que expone, o se expone públicamente, da información al que ve, escucha, lee...y, por tanto, SABIDURÍA (aunque, aclaro, el concepto de "sabiduría" sea muy discutible).
Sobre la FORMA DE EXPRESIÓN: San Agustín dijo algo así: "Si me mido no soy nada...pero si me comparo".
¡Ay, si me comparo!- digo yo.
Resumiendo: se refiera usted a Don Valentín o al primer anónimo, la sabiduría y la forma de expresión me parecen intachables. ¿O quizás malinterpreté cierta ironía?
Estoy de acuerdo contigo último anónimo. A mi cada día me sorprende más y más, es claramente un ejemplo a seguir... Aunque la meta sea este muy muy alta
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